La Fiesta del Nobel

30.03.2011 08:36

 La ciudad de Arequipa vio nacer hace ya 75 años a quien llegaría a ser uno de los más grandes e ilustres escritores de la lengua española: Jorge Mario Pedro Vargas Llosa. Más conocido como Mario Vargas Llosa, nuestro Premio Nobel de Literatura cumple hoy un año más de vida para alegría y regocijo del Perú y del mundo.


Novelista prodigioso, dramaturgo talentoso y ensayista y activista político incansable, Vargas Llosa es uno de los más grandes orgullos que tiene el Perú. No en vano recibimos de manera entusiasta y generosa la noticia de que había sido, por fin, galardonado con el reconocimiento máximo de las letras: el Premio Nobel de Literatura. Muchos sentimos que se había hecho un acto de justicia no solo con Vargas Llosa sino con todos aquellos devotos lectores que encontramos en sus textos a uno de los más grandes talentos literarios que el mundo haya conocido.

Es un peruano que todo lo que ha conseguido ha sido fruto del esfuerzo, la dedicación y el trabajo constante. Un peruano que ha luchado incansablemente por los derechos humanos, la democracia, la pluralidad, la libertad económica y la libertad política, en contra de todas las dictaduras y todo acto de corrupción. Un peruano y ciudadano del mundo coherente con sus ideales y pensamientos, defendiendo de manera irrestricta la vida y la libertad. Es cierto que se puede discrepar con él pero, hechas las sumas y las restas, la calidad humana de Mario Vargas Llosa se sobrepone largamente a todos esos aspectos que pueden hacer que uno levante una ceja. Nadie puede cuestionar su talento literario.

Gracias a sus libros, ¿cuántos nos hemos hecho la famosa pregunta de “Conversación en La Catedral” sobre en qué momento se jodió el Perú? ¿Quién no piensa que tiene el deber de cambiar el mundo como lo tenía Flora Tristán en “El Paraíso en la otra esquina”? ¿Acaso nunca nos hemos sentido igual de incomprendidos que Roger Casement en “El sueño del celta” al ver que la gente no llega a captar nuestros ideales? Tampoco falta el que ha tenido un romance con el dulce sabor de lo prohibido y censurable al estilo de “La Tía Julia y el escribidor” o la decepción amorosa al modo de “Travesuras de la niña mala”. En fin, solo con estos pocos ejemplos vemos que Mario Vargas Llosa y sus personajes han calado en nuestro imaginario, haciendo notoria su gran versatilidad y talento para la literatura.

Y la PUCP no ha sido ajena a reconocer ese talento pues, en el año 2008, nuestra casa de estudios le concedió el Doctorado Honoris Causa en mérito a su trayectoria literaria. Tenemos mucho que aprender de él como ciudadanos del Perú, como personas y como estudiantes de EE.GG.LL, la Facultad que es como el Aleph de Borges, como el Perú de las mil caras. Aquí, los estudiantes intercambian opiniones divergentes, visiones distintas del mundo y así logran enriquecer sus conocimientos y puntos de vista sobre distintos ámbitos de la vida. Es de esta retroalimentación positiva que surge uno de los más grandes valores que tiene nuestra universidad: la pluralidad de pensamiento, un valor defendido por nuestro Premio Nobel de Literatura.

Esperamos sinceramente que Mario Vargas Llosa nos siga deleitando con más novelas, con más obras de teatro y con más ensayos literarios o políticos en los años venideros. Feliz cumpleaños, ilustre peruano. Más que la fiesta del Nobel, hoy el mundo entero está de fiesta, recordando al peruano más universal que hayamos tenido.

Por Gonzalo Monge, alumno de la PUCP

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